El paso de “Jesús Nazareno” o “La Verónica”    

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Josep Rius Mestres i Salvador Martorell Ollé (la figura del Natzarè)
1907 - 1939/1940 figura de Jesús Natzarè
Cuatro imágenes vestidas: Jesús Nazareno con la cruz a cuestas camino del Calvario, María, María Salomé y la Verónica con el lienzo en que aparece reproducida la cara del Nazareno


Del año 1698 ya existen datos sobre la imagen de Jesús Nazareno. La figura estaba en la iglesia del convento de los padres franciscanos, ubicación que se mantuvo hasta 1868, año en que fue trasladada a la iglesia de Nazaret por orden del arzobispado, con el fin de reunir en un único lugar todas las imágenes y pasos que participaban en la procesión del Santo Entierro. La figura del Nazareno era de tamaño un poco más pequeño que la medida normal, iba vestida y el cabello era natural. En la procesión era llevada a hombros por 8 personas hasta el año 1907 en que el paso fue remodelado totalmente, pasando a ser 14 los portadores.

Hasta la creación de la Hermandad, el paso fue portado por muchos y diferentes colectivos, careciendo de un acompañamiento fijo, hecho que obligó a que en alguna ocasión, dejara de salir, especialmente a mediados del siglo XIX. El colegio de Tarragona, del cual era catedrático de matemáticas Ramón Salas, fue el encargado de sacarlo durante los últimos años del 1800, hasta que las inestabilidades sociales del momento crearon un cierto temor entre los niños que le daban escolta, volviendo el paso a ser llevado por alguno de los gremios existentes.

Durante los primeros años en que la Hermandad se hizo cargo del paso, la estructura del mismo va mejorándose; así, en 1903 se incorporaron 4 candelabros de un solo brazo para dotarlo de iluminación. Al año siguiente se reforma el sistema y se instalan candelabros con 3 puntos de luz cada uno.

Con todo, y debido al mal estado en que se hallaba el paso, tal como aseguró Ramón Salas en la junta general del 1 de abril de 1906, se debía rehacer totalmente o bien hacer uno nuevo. Al año siguiente, en la junta general del 19 de marzo, el presidente, Sr. Salas, presentó un esbozo del que podría ser el nuevo paso, constituido por una peana de 16 palmos donde, a parte de la figura del Nazareno, habrían otras tres más. Aprobada la propuesta del nuevo paso, se encargó la construcción al escultor tallista de Tarragona Sr. Francisco Casanovas, antiguo discípulo de Félix Ribas Ferrer, socio fundador de la Hermandad y desaparecido en 1906.

En el libro de caja de la Hermandad, consta que se invirtieron en la reforma 2.284,17 pesetas (13,73 €). Para responder de dicho gasto se emitieron 600 obligaciones amortizables de 4 pesetas cada una (0,02 €). El nuevo paso, prácticamente tal como lo podemos admirar hoy día, incorporaba tres nuevas imágenes vestidas, la de la Virgen María o Dolorosa (230 pesetas - 1,38 €), la de María Salomé (200 pesetas - 1,20 €) y la de la Verónica (nombre popular con que se denomina el paso), arrodillada con un lienzo en las manos en el cual aparece el rostro de Cristo (215 pesetas - 1,29 €).

El trabajo de las imágenes se debe al escultor de Barcelona José Rius, y la cara pintada que figura en el lienzo de tela de 50x80 cm, que sujeta la Verónica, es obra del tarraconense Francisco Carbó.

En 1910, vista la disponibilidad económica de la Hermandad y con la finalidad de realzar las imágenes, se confeccionaron las coronas metálicas decoradas con piedras de diversos tipos, que podemos ver hoy.

Siete años después de estrenar el nuevo paso, se tuvo que reparar la figura del Nazareno, y se requirieron los servicios del escultor José Rius para rehacer varias partes. Destacaban los desperfectos sufridos en pies y piernas, puntos de sujeción de las imágenes a la peana y por lo tanto más frágiles a causa de los balanceos que deben soportar. La ocasión fue aprovechada para reformar la plataforma del paso, dándole un aspecto de empedrado para realzar la estética del conjunto.

Una vez finalizada la guerra civil española (en Tarragona las tropas Franquistas entraron el 15 de enero de 1939), con la voluntad de rehacer el patrimonio y al mismo tiempo poder participar con todos los elementos propios y característicos en la procesión de aquel año, la Hermandad encargó al escultor tarraconense Salvador Martorell Oller la confección de una nueva figura de Jesús Nazareno por el importe de 2.000 pesetas (12,02 €) a pagar en dos plazos, ya que la figura original del Nazareno fue destruida en los actos iconoclastas que tuvieron lugar el 1936.

El mes de marzo, Salvador Martorell ya tenia acabada la cabeza en escayola de la nueva figura del Nazareno, la cual se había procurado que tuviera la misma medida que la anterior para aprovechar la valiosa vestimenta. Las circunstancias especiales del momento, ante la falta de tiempo para acabar la obra y ante la insistencia de la Hermandad, presidida por entonces por el Sr. Carbó Joanpere, hicieron que el 4 de abril, durante los actos del Martes Santo en la iglesia de San Francisco, fuera bendecida la imagen de Jesús Nazareno con la cabeza en escayola y no con la definitiva, una talla de madera de Flandes policromada. Asistió al acto el vicario de la Archidiócesis Dr. Rial, y actuaron de padrinos la Sra. Rosa Doménech y el Sr. José Grego.

La imagen definitiva (con brazos, piernas y cabeza, sin cabello natural como la anterior) quedó acabada a mediados del mes de abril del año siguiente, el 1940, una vez policromada por el pintor afincado en Barcelona Florencio Veciana.

Desde entonces, el paso ha sufrido algunas pequeñas reformas o mejoras como la que llevó a cabo el artista tarraconense Adolfo Iglesias el año 1956 o la importante restauración de las figuras efectuada en 1986 por Eustaqui Vallés (discípulo de Salvador Martorell), artista que se encargó de restaurar asimismo la peana durante los años 1998/2000.

El paso de Jesús Nazareno ha sido y es uno de los pasos más emblemáticos de la Semana Santa tarraconense, en gran parte debido a ser el único, de los históricos, que siempre ha sido llevado a hombros. De todas maneras, a lo largo de su historia y por diferentes motivos, hubo varios intentos de ponerle ruedas, los cuales, afortunadamente, no tuvieron éxito.

Un primer motivo que hizo pensar en esta posibilidad fueron las exigencias económicas que planteaban cada año los portantes, que en alguna ocasión llegaron hasta el extremo de coaccionar la directiva, momentos antes de salir, con la amenaza de no sacar el paso si no se les incrementaba la cantidad pactada. Este hecho preocupaba a la Hermandad por la dificultad que entrañaba llevarlo y, por lo tanto, la imposibilidad de encontrar a otros portantes. A este hecho se debía añadir la actitud poco correcta y algo indecorosa de aquellos portantes, que en ocasiones llegaba a ser irrespetuosa e irreverente con el paso (no fue hasta el año 1983 en que el paso pasó a ser llevado por hermanos voluntarios).

Un segundo motivo era el interés que la Agrupación de Asociaciones de Semana Santa tenia en dar una uniformidad a la procesión ya que todos los pasos nuevos construidos después de la guerra civil, eran llevados a ruedas o bien se les colocó al poco tiempo. La Agrupación alegaba que los cortes y el lento desfilar de la procesión eran provocados por el paso del Nazareno, por el hecho de ser llevado a hombros.

La primera ocasión en que se habló formalmente fue en la Asamblea General del año 1942, en la cual se llevaban presupuestados los gastos de ponerle ruedas al Nazareno, que ascendían a unas 5.000 ptas. importe lo suficientemente elevado para que la iniciativa quedase en estudio. Pasan los años y la cuestión continua igual hasta el mes de abril de 1949, en que se presentó una nueva propuesta a la Junta Directiva en este sentido, constituyéndose una comisión para estudiarlo de nuevo, sin que se llegara a hacer nada. Por el mes de Marzo de 1951 se acordó pedir a industriales cerrajeros, miembros de la Hermandad, un presupuesto para la realización de un chasis para el paso, a causa del preocupante gasto que suponía para la Hermandad el pago de los portantes, con los incrementos continuos que exigían. Al año siguiente, 1952, una vez más los problemas originados por los portantes hace que la cuestión sea tratada en la Asamblea General del mes de Octubre, pero el acuerdo propuesto no prospera debido a la realidad económica del momento aplazándose la solución del problema para más adelante. Diez años después, 1962, en el transcurso de la Asamblea General se acuerda realizar un nuevo estudio encargándose el mismo a dos miembros de la Hermandad, los cuales hicieron diversos estudios y gestiones. En los años siguientes, el problema de los portantes continúa haciéndose notar en las asambleas, como también se hacen sentir las voces que están en desacuerdo con la propuesta de poner ruedas en el paso y piden que la solución sea otra.

El tiempo fue pasando y algunas circunstancias van cambiando, motivo por el cual posiblemente se dejó de hablar del tema. Así por ejemplo, desde el año 1961 un paso, el de Jesús es Despojado de sus vestiduras, era llevado por hermanos voluntarios; en el año 1976, el paso del Cirineo sale por primera vez llevado por hermanos voluntarios y se crea la sección de Portantes de los Pasos por acuerdo de la Asamblea General; a partir del 1979 se autoriza la participación de las mujeres en los desfiles del Viernes Santo, hecho que potenció la Semana Santa, que pasaba por unas horas bajas. La revitalización que se experimentó a partir de entonces también la experimenta la Hermandad, con un incesante trabajo de mejoras en diferentes apartados. Los resultados más directos son: por una parte en el año 1983 el paso de Jesús Nazareno sale por primera vez llevado por hermanos voluntarios y finaliza así la polémica con los portantes contratados y, por otra, el incremento de pasos llevados a hombros, tanto de los ya existentes como los de nueva creación.

En el hecho de que el paso fuera sacado por hermanos voluntarios, jugó un importante papel, por no decir decisivo, el Sr. Jordi Alsina Ximenis, miembro de la junta, que participó como portante del paso del Nazareno los años 1981 y 1982 para conocer de cerca la dificultad que conllevaba llevarlo a hombros. A pesar de los intentos indirectos para echarlo de los portantes contratados, continuó tenazmente con su trabajo. Cuando finalmente se determinó que el paso sería llevado por hermanos voluntarios, él fue quien se encargó de prepararlos y dirigirlos en los desfiles en que el paso participó hasta 1988, año en que, por voluntad propia, transfirió el cargo de capataz a otro hermano.