El “Cirineo” o “la primera caida”    

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Antoni Parera Saurina
1930
Tallas de madera policromadas, con las figuras de Jesús Nazareno caído en el suelo, la imagen de Simón de Cirene que sujeta la cruz, un personaje masculino con un látigo en la mano y un legionario romano con un estandarte con la inscripción SPQR y el águila imperial


Un Cristo cansado y suplicante, ayudado per un benévolo Simón de Cirene que le aguanta la pesada cruz bajo la mirada de un sayón malcarado, látigo en mano, y un legionario romano, un tanto ausente, configuran el paso conocido por el nombre del Cirineo o Primera caída.

El año 1930, inmersos aún en plena crisis económica que afectaba no tan sólo a nuestro país sino a todo el mundo occidental, la Junta Directiva, presidida por Martí Güell, tomó la iniciativa de aportar un nuevo paso a la Semana Santa tarraconense.

La procesión del 1929 evidenció una vez más el potencial de la Hermandad, que contaba con un gran número de asociados y en especial de gente joven, potencial que se hizo palpable en la desfilada del Viernes Santo en la cual, las largas hileras de hermanos que dieron escolta al Nazareno, único paso de la Hermandad, pusieron de manifiesto la necesidad de un segundo paso, motivo por el cual un grupo de asociados se reunieron para tratar el tema y se constituyeron en comisión pro-paso, la cual, en la Junta General que tuvo lugar el 23 de Marzo de 1930 expusieron su proyecto y el motivo de su iniciativa.

 La comisión, presidida por el Sr. Fèlix Roig Boada, emitió un conjunto de acciones amortizables, sin interés y a devolver de acuerdo a los sorteos que se celebrarían anualmente, destinadas a los hermanos que voluntariamente deseasen suscribirlas.

Una vez asegurada la parte económica, se contactó, sin dar ningún tipo de publicidad, con un artista barcelonés, hecho que generó todo tipo de intrigas para descubrir el secreto.

La autorización canónica para el nuevo paso llegó de la mano del cardenal de la ciudad, Dr. Vidal i Barraquer, el 25 de Abril de 1930, una vez visto el informe de la Comisión Diocesana de Arte Sacro, que encontraba ajustada la petición efectuada el día 15 de aquel mes para la construcción del paso de la primera caída. Es de remarcar que la notificación de la autorización se produjo cuando el paso no tan sólo ya había sido bendecido, sinó que además, ya había participado en la procesión de aquel año, el 18 de Abril).

Cuando llegó el paso de Barcelona, el 14 de Abril, fué expuesto en los bajos de una casa de la actual Rambla Nova, dándose a conocer en aquel momento el nombre del escultor, Antoni Parera Saurina. Dos días después, se procedía a la solemne bendición a cargo del Canónigo Penitenciario del Cabildo de la Catedral, Dr. Salvador Rial, que lo hacía en nombre del cardenal Dr. Vidal i Barraquer.

El conjunto escultórico del paso fué rematado por el tallista tarraconense Sr. Peris, que intervino en la construcción de la peana, dorada por el también tarraconense Sr. Cornadó. Los terciopelos fueron bordados en Barcelona.

Como ya se ha mencionado, el paso participó por primera vez en los actos de la Semana Santa de 1930, en la procesión del Viernes Santo, 18 de Abril, llevado a hombros por portadores contratados por la Hermandad.

El paso continuó siendo llevado a hombros hasta finales del año 1942, momento en que le instalaron ruedas a instancias de la Agrupación de Asociaciones de Semana Santa y de la Congregación de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, entidad organizadora de la procesión del Viernes Santo. La colocación de las ruedas fué una cuestión debatida en reuniones de la Junta Directiva y posteriormente en la Asamblea General del mes de Junio de 1941 en la cual se acordó realizar las reformas necesarias y habilitar la fórmula correspondiente para su pago.

La colocación de las ruedas comportó solicitar autorización al Sr. Antoni Càcharo, ya que era quien tenía la patente del sistema. Asimismo comportó la necesidad de buscar anualmente quien pudiese dejar unas ruedas o pudiese alquilarlas, ya que la Hermandad no dispuso de ruedas en propiedad hasta 1958. El problema de encontrar ruedas cada año, iba agudizándose con el cambio de modelo y medidas de las llantas de los neumáticos de los nuevos vehículos, que iban renovando el parque móvil existente, anterior a la guerra civil.

A lo largo de los años, el paso ha experimentado mejoras, reformas, reparaciones, etc. Algunas de ellas pueden ser tan curiosas como la instalación de un freno de pie para dar mayor seguridad al conductor (1946) o la colocación de unas defensas en las ruedas para no estropear los terciopelos (1948). El año 1957, una donación anónima, permitió mejorar la iluminación. Las reparaciones realizadas más a fondo, han tenido lugar durante estos últimos años, como la del 1994, año en que se aprovechó la ocasión de que los pasos fueron llevados a Sant Miquel del Pla, lugar espacioso para trabajar en mejores condiciones. El año 1995 Carles Olalla, cambió totalmente la mecánica del paso dejándolo casi como nuevo. Entre los cambios, se modificaron los ejes y los platos que sirven de soporte a los nuevos neumáticos, donados a la Hermandad por el industrial tarraconense, Sr. Sevil.

Las imágenes también han sido restauradas a lo largo de los años. En los años 1941 y 1950, el ebanista de la ciudad Sr. Burdeus se encargó de darles un repaso. En el año 1953, a causa de los desperfectos sufridos a raíz de la lluvia caída el Viernes Santo, se realizó una restauración más completa a cargo del Sr. Molas Sabatè.

Actualmente es el paso de la Hermandad que participa en más actos ya que, además del Martes Santo (procesión de la Hermandad) y del Viernes Santo (procesión del Santo Entierro), también participa el Miércoles Santo en el Rosario del Dolor.