El “Montepío”, sección de socorros mutuos de la Hermandad    

El Montepío nació al poco tiempo de crearse la Hermandad. Hasta el 2008 fué el único en su género existente en el seno de los gremios, hermandades y cofradías de Semana Santa de Tarragona, año en que acordó su disolución como consecuencia de los canvios sociales i la nomativa vigente en materia de mutualismo.

Su funcionamiento en el seno de la Hermandad era completamente autónomo; contaba con una reglamentación específica, caja y Junta Directiva propias. El Presidente de la Hermandad es miembro nato de la Sección.

La historia de la Sección se inicia el 13 de Julio de 1903, cuando, pasada la Semana Santa y después de diversas reuniones, son aprobados los estatutos del “Monte-Pío de la Hermandad de Jesús Nazareno”, sección que nace sin ánimo de lucro, basada en el principio de solidaridad entre sus afiliados con la finalidad de prestar distintos servicios de tipo asistencial en caso de enfermedad y/o muerte de sus asociados. El reglamento aprobado dice: «El Monte-Pío de la Hermandad de Jesús Nazareno tiene por principal objeto el auxilio mutuo en los casos de enfermedad, inutilización y fallecimiento que ocurran entre los Hermanos, así como procurar su bienestar temporal y espiritual». Su creación es consecuencia de la situación social del momento ya que no existía, ni de forma institucional ni particular, un organismo que diera aquel tipo de prestaciones.

Algunas de las condiciones exigidas para poder ser socio de la Sección, eran la de pertenecer a la Hermandad, tener una edad comprendida entre los 15 y los 45 años, o, una tan curiosa, como la de «tener empleo, oficio, ocupación determinada o medio de vivir». Al mismo tiempo se fijaban determinadas obligaciones como la de no poder salir a la calle o trabajar sin autorización del médico inspector. Simular una enfermedad comportaba la expulsión. Las enfermedades crónicas, no tenían ningún tipo de prestación y las derivadas de una «mal conducta contra la moral o como consecuencia de peleas o desafiamientos», no tenían cobertura alguna.

Las cantidades que la Sección pagaba a aquellos que sufrían algún tipo de enfermedad variaban en función de los días que duraba aquella o según si había habido o no, algún tipo de intervención quirúrgica. Caso de producirse una incapacidad laboral, si la antigüedad del asociado en la Sección era superior a los seis años, se le condonaba el pago de la cuota y el resto de gastos, al tiempo que se le fijaba una mensualidad vitalicia de 75 pesetas.

Por acuerdo de la Junta Directiva de la Hermandad, desde el año 1942 miembros de la Sección formaban la Presidencia que acompañaba el paso del Cirineo durante la procesión del Viernes Santo.

Hasta el momento de su disolució, la Sección estubo integrada en la “Federación de mutualidades de Catalunya”. En su bagaje, figura la medalla al “Mérito Mutualista” otorgada el año 1970.